miércoles, 13 de diciembre de 2017

Álex y Hugo vuelven de cruising al centro comercial

Hugo me había contado cómo una vez se encontró con un chico que se la chupó en el baño del centro comercial, y me convenció para probar a ir de nuevo. Así que nos acercamos al centro comercial de FuckingCity. Pensé que total, si no encontrábamos nada, siempre podríamos descargar en el bus a la vuelta, tal y como hacíamos otras veces.


Entramos en el Paul & Cock y nos pusimos a mirar algo de ropa. Me fijé en un chaval que nos miraba. Bueno, eso creo. El caso es que era oriental, y como tienen los ojos así, como entornados, pues no lo tenía claro. Y no era cuestión de cantearme fijándome bien. Se lo comenté a Hugo, y me dijo que lo observaría. Se fue por su lado y yo seguí mirando unas camisetas. Al ratito volvió y me dijo que sí, que no me quitaba ojo de encima, y que cuando no me miraba a mí discretamente, le miraba a él.


A lo mejor es de los de seguridad esos que van de incógnito, como si fueran clientes, y piensa que queremos robar o algo. Si es que llevas unas pintas... argumenté sin estar convencido.


¿Qué pasa? Pintas, mis cojones. A mí me queda todo bien. Y yo creo que no es de seguridad porque solo nos mira a ti y a mí, no vigila a todo el mundo.


Seguimos a lo nuestro, aunque nos fijamos en que el chico parecía ir mirando ropa por donde nosotros pasábamos.


¿Crees que debería entrarle? Me dijo Hugo muy animoso.


Pues no sé, chico. Tampoco es cuestión de montarla si resulta que nos equivocamos. ¿Qué vas a hacer? ¿Ir y decirle que si te zampa el rabo?


Contigo funcionó de maravilla argumentó Hugo con mucho acierto, para qué negarlo.

Ya, pero yo fui más explícito, no corrías tanto riesgo aclaré—. Imagina que nos equivocamos, vas y le sueltas que si quiere bibe y te monta una escena. Te empieza a gritar en chino, te hace kung-fu, se lía parda en la tienda, llegan los de seguridad de verdad y la peña empieza a grabarlo con el móvil. Al momento estarías en YouTube: "chino pega paliza a marica salido".


Eso es homófobo; y seguramente racista también.


Mejor, porque así lo ven los racistas, los homófobos, los antirracistas y los antihomófobos, lo comentan entre ellos y tiene más visitas. Y luego lo debaten en el Deluxe o algo. Total, que te haces famoso por esto, y luego cuando vayas a ligarte algún chochete te preguntará: ¿oye, tú eres el del vídeo ese de YouTube? Y adiós chochete, despídete.


Me miró consternado y acertó a balbucear algo así como:


Y eso es sexista...


Total, que seguimos andando por la tienda, mirando de reojillo al chico este. Y de ir así, de reojillo, me tragué un parabán, lo tiré al suelo, armé un escándalo, se me acercó una señorita diciendo "no pasa nada, tranquilo" pero con cara de "me cago en tus muertos", y me puse colorado como un tomate. Hugo se echó las manos a la cabeza y me dijo que nos fuéramos de la tienda. Salí pitando.


Entramos luego en el Jake & Cojones, y seguimos viendo ropa. Hugo me miraba con media sonrisa y se cachondeaba de mí y de mi torpeza. En esto que entró el chino. Bueno, el chico oriental.


Arrea dije, y se lo señalé a Hugo, que al momento le miró, después me sonrió como diciendo "yo tenía razón" y luego me preguntó bajito que quién seguía diciendo "arrea" hoy en día.


Dimos alguna vuelta más por la tienda, y el chino/oriental nos seguía, pero no acababa de establecer contacto visual, así que no nos quedaba claro si estaba ligando o no. Fue un poco frustrante, y empezamos a pensar que estaba también en esa tienda por casualidad.


Oye, estoy un poco harto me dijo Hugo al cabo—. ¿Nos vamos a comer algo?


Se me iluminaron los ojillos, porque ya estaba cansado de tanto preliminar, pero Hugo se refería a comer, no a comérnoslas. Aún así acepté y saliendo de la tienda nos sentamos en una mesa de un FuckingBurguer a zampar una hamburguesa.


Allí comiendo no vimos al chino/oriental, así que debió de ser todo un error.


Ves le dije con la boca llena de carne de vacuno 100% presuntamente criado en el país—, si le hubieras entrado te hubiera hecho una llave ninja y a tomar por culo.


Ya... Joder, la otra vez fue llegar y besar el santo...


Pues a mí no me había pasado nunca, y tú me dijiste que fue la primera vez que te ocurría. Sería casualidad y le di otro mordisco a mi hamburguesa, ya que no me comía otra cosa.


Luego nos acercamos al baño, que fue en aquel mismo me dijo señalando unos baños al lado de los restaurantes—. De todas formas tengo que mear.


Así que acabamos la comida, remoloneamos un poco sentados y luego fuimos al baño. Meamos tan a gusto, y luego nos miramos como diciéndonos "y ahora qué".


Si quieres nos esperamos unos minutos, por si entra alguien potable propuso Hugo—. Y si no viene nadie, nos vamos y nos lo montamos nosotros.


-Genial, ya temía quedarme a dos velas...


Así que fui hacia los lavabos en plan como si me estuviera lavando las manos. Y hugo fue a los urinarios, se sacó el rabo y se lo empezó a menear.


Deja algo para mí, a ver si luego no voy a poder disfrutarlo un buen rato le advertí con las manos bajo el chorro de agua y con ojillos golosos.


Hey chaval, que yo tengo mazo de aguante, qué pasa...


En esto que la puerta se abrió. Hugo se arrimó al urinario para que no se le viera mucho la erección, y yo, con el susto, salpiqué agua por todas partes. Miramos a la puerta y vimos que entraba el chino/oriental. Y luego nos miramos entre nosotros. Enarqué una ceja interrogante, y Hugo me respondió enarcando las dos. Y mientras, el chino nos echó una ojeada de arriba a abajo, y luego simplemente se puso a mi lado a mirarse en el espejo y toquetearse un poco el pelo. Yo estaba hecho un lío, ¿el tío quería tema o no? Joder, sí que era difícil esto del cancaneo...


Bueno, ya estoy harto soltó Hugo de repente, y di otro brinco con la sorpresa. Le miré y vi que se había apartado del urinario, encarándose al chino/oriental, con la polla señalándole acusadora, y conmigo entre ambos. ¿Quieres algo o no? porque no te aclaras.


Yo pensé que se liaba, que el chino/oriental al final iba a ser de seguridad y nos iba a echar del centro comercial por escándalo y guarrindeo en los lavabos. Giré la cabeza para mirarle, con las manos todavía bajo el chorro de agua, y le vi mirando la polla de mi colega con los ojos muy, muy abiertos: Parecía un occidental con sueño. Luego me miró el paquete a mí, como para asegurarse si yo la tenía guardada o no. Y sin decir palabra, pero tragando saliva, entró en una de las cabinas, sin cerrar la puerta. Se acuclilló y vi su pollita morcillona escaparse por una de las pateras del short. Nos esperaba con la boca entreabierta.








Hala, pues p'adentro soltó Hugo—. ¿Ves como es más fácil aclarando las cosas?


Sí, sí, tienes razón, no volveré a cuestionarte admití, y le seguí dentro de la cabina, cerrando la puerta a mi espalda y quedando delante del chino/oriental, que se había sentado en la taza. Había poquísimo espacio, y yo todavía estaba flipando un poco de que nos estuviera pasando aquello y de que fuera tan fácil ligar cuando a mí siempre me había costado tanto, en esto que el chino/oriental, sin más, agarró la polla de Hugo y se la metió en la boca. Mi amigo gimió a mi lado, echando la cabeza atrás y cerrando los ojos.



Nuestros brazos se rozaban en la cabina, y notaba cómo Hugo temblaba de placer a medida que el otro chico ensalivaba su rabo y se lo tragaba. Mi propia polla empezó a cosquillearme, y Hugo, abriendo los ojos, llevó una mano a mi paquete, sobándome el bulto. El chino/oriental, viendo que me había descuidado un poco a favor del rabo que ya tenía listo delante del careto, se sacó la polla de Hugo de la boca, soltando un chorrito de saliva que escurrió hasta el suelo, y sin dejar de masturbarle con una mano, me empezó a desabrochar el vaquero con la otra. Hugo apartó su mano para dejarle espacio, y el chino demostró gran habilidad para desabrocharme el botón con una sola mano; me bajó la cremallera, le eché un cable para bajar el pantalón un poco y me sobó por encima del calzoncillo. Aunque no tardó mucho en sonreír palpando el largo de mi miembro y destapándolo bajándome la ropa interior. Mi morcón salió disparado hacia delante, y quedó bamboleándose en sus 20 cm de longitud. No la tengo gorda, pero de largo voy bien servido, y al chino/oriental le encantó, porque al momento se la tragó en una garganta profunda que me llevó al paraíso y me hizo cerrar los ojos y echar la cabeza atrás igual que Hugo había hecho antes.

El chino empezó a bombear metiendo y sacando mi polla de su boca, y dejándola mojada de saliva. Sentí la mano de Hugo palpando mi nalga y explorando con los dedos la raja, llegando hasta mi ojete y acariciándolo suave.

Luego el chino cambió a la polla de mi amigo, que empezó a gemir otra vez. Pensé que nos oirían si entraba alguien, y en lo que pensarían al ver tantos pies por debajo de la puerta, y esperé que si alguien entraba nos diéramos cuenta.


Luego me centré en la visión de la polla de Hugo comida por esa boca insaciable. Me excitó muchísimo ser masturbado mientras veía la parte inferior del estupendo torso de mi amigo, y su polla gordísima y dura desapareciendo tras esos labios. Me relamí deseando chupársela yo también, pero no supe cómo agacharme en tan poco espacio. La visión de Hugo siendo mamado justo a mi lado me puso a mil en cualquier caso. Notaba el placer en mi colega, y me calentaba ver la lengua del chino acariciando el glande de su polla, sus ojitos cerrados cuando se la tragaba, la saliva escurriendo, y los ruidos de succión. El chino/oriental chupaba sin descanso, ávida y rápidamente, con mucha energía. Estaba claro que le encantaban nuestras pollas, y que quería lefa.


Con un calentón tremendo miré a Hugo, y le vi jadeante, sonrosado y excitado. Me miró y nuestras bocas se atrajeron. Nos besamos juntando nuestras lenguas mientras el chino me pajeaba y se zampaba el morcón de Hugo. De repente noté que la boca se cerraba sobre mi polla y una ola de sensaciones amplificadas por mi excitación me recorrió entero, sacudiéndome y haciendo que expulsara una bocanada de aire que interrumpió el beso con hugo. Tuve que agarrarme a su brazo musculado del placer que sentí. El chino/oriental era muy bueno mamando, pero además era el estado de excitación en que me había puesto ver la mamada a Hugo lo que me daba tanto placer. Era la primera vez que veía algo así. Observé a Hugo, que ahora era el que estaba siendo masturbado, y que no quitaba ojo de mi verga mamada. Daba gusto ver los esfuerzos del chino por tragarla hasta mis cojones sin detener el ritmo. Y cuando pasó a lamerme los huevos y mi polla larga quedó apoyada sobre su careto mientras me miraba con su mirada entornada, fue mi amigo quien expulsó una bocanada de aire de puro placer excitado. Estaba claro que también a él le estaba poniendo muy caliente ver cómo me la chupaban.



Cuando el chino acabó con mis huevos se quedó mirando nuestras pollas, relamiéndose, con los labios relucientes de saliva, y pajeándonos. Nosotros le mirábamos a él expectantes, y él miraba nuestras pollas encantado.


Y entonces pasó, justo cuando nos preguntábamos que rabaco se zamparía ahora, el chino/oriental juntó nuestras pollas, cuyos glandes húmedos de saliva y líquido preseminal se rozaron y empezó a frotarlos entre sí, para después metérselos juntos en la boca. Creo que los dos alucinamos. Nuestras pollas, juntas, sintiendo cada uno la piel del otro, empapadas en la caliente boca del mamón que con ansia desencajaba su mandíbula para comérselas. No podía bombear demasiado, así que la fricción de sus labios no era muy grande, pero la excitación de nuestros miembros recibiendo placer y a la vez dándoselo el uno al otro rozándose, nos terminó de calentar hasta el límite. Y justo cuando esa boca glotona se abrió, y nuestras pollas se liberaron un poco y su lengua acarició nuestros dos glandes a la vez, sentí que me dominaba el orgasmo. Apreté la mano que todavía tenía en el brazo de Hugo, justo en el momento en que noté que él crispaba la que tenía en mi culo, y un torrente de semen recorrió mi polla.


Con sorpresa aunque encantado descubrí que a Hugo le pasaba otro tanto, y que mientras su vientre se estremecía, de la punta de su rabo se empezaba a derramar lefa muy espesa, tal y como él solía echarla. Yo solté chorros más potentes, aunque más líquidos, como era usual en mí. Mientras tanto la lengua del chino/oriental lamía sin control, apurando cada gota de líquido. Me obligué a mantener los ojos abiertos todo el orgasmo, para no perderme detalle de nuestras corridas sobre esa cara a nuestros pies. Nuestros rabos reposaban en su lengua sonrosada, cubierta de lefa que se desbordaba y chorreaba. Los chorros espesos de Hugo se acumulaban, y un par de ellos se habían pegado en el labio del chico y en mi propia polla. Mi lefa, más viajera, empapaba su rostro, y parte había salpicado la camiseta de Hugo, su pubis y su rabo. Los glandes de nuestros miembros se juntaban sobre la lengua del mamón, compartiendo placer y lefa. Era alucinante ver cómo salía semen del orificio de la polla de Hugo y al instante la mía la rozaba y quedaba impregnada de él. Y viceversa. No se sabía dónde terminaba mi corrida y empezaba la suya, y nuestros rabos estaban empapados del jugo de ambos.


Ya con la corrida terminada, el chino siguió chupando, apurando toda la humedad y dejando nuestras pollas brillantes. Había sido tan morboso que la erección no me bajaba y seguía muy cachondo. Y por lo que podía ver, a Hugo le sucedía lo mismo. Y es que fue realmente flipante ver nuestros glandes hundiéndose en la lefa de ambos sobre la lengua de este chico, que no paraba de acariciarlos.




Por fin, auqnue demasiado pronto, el chino/oriental cerró la boca y se levantó. Se abrochó el pantalón, por lo que deduje que en algún momento había disfrutado de su propio gran orgasmo, aunque estaba tan pendiente del mío que ni me había dado cuenta. Nos apartó sin contemplaciones, dejando claro que en realidad no le interesábamos más que para ordeñarnos, y abriendo la puerta, empujándonos, se largó con una sonrisa de oreja a oreja y claramente satisfecho, dejándonos a nosotros todavía empalmados y calientes.


Pues nada dijo Hugo encogiéndose de hombros—, esto es lo que viene siendo el cruising en un centro comercial.


Ya, ya respondí—, pues no está mal después de todo... Ha sido toda una experiencia. Esto... Podíamos pasar por tu casa de todas formas, a rematar la faena...


¡Me has quitado las palabras de la boca!


Así que nos enfundamos las pollas duras como pudimos en los pantalones y fuimos corriendo a coger el bus de vuelta a casa de Hugo. ¡Que geniales los días de compras!




Continuará...

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